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México después del sismo: un reflejo de vocación.

Publicado el 30 de septiembre de 2017

Hipócrates, un nombre conocido por todos, quien nos trae a nuestras mentes la famosa frase que brinda empoderamiento a la verdadera misión de la medicina “ Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, una frase que recuerda que son los médicos quienes aceptan al finalizar su formación en alejar toda enfermedad a la sociedad.

El “padre de la medicina”, se encargó de redactar un juramento, el cual ha sido modificado desde 1948 por la “Declaración de Ginebra”:

“En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis maestros el respeto y el reconocimiento a que son acreedores. Desempeñaré mi arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida de mi enfermo será la primera de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en mí. Mantendré en toda la medida de mis medios, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, de nacionalidad, de raza, de partido o de clase. Tendré absoluto respeto por la vida humana, desde su concepción. Aún bajo amenazas no admitiré utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad. Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor”

En el momento en el que el médico se compromete con este juramento hipocrático, se está comprometiendo a la vez con estos valores  y responsabilidades para enfrentarse a situaciones morales y éticas a lo largo de su vida profesional, es así como se puede definir como una aceptación a un estilo de vida de servicio a la sociedad.

El pasado 19 de Septiembre del 2017, nuestro país se inmovilizó por segundos que parecían interminables, los medios reportaban un sismo de 7.1 de magnitud; Entre escombros, la incertidumbre tocaba a la puerta de miles de familias, buscando respuesta a cada duda que emergía segundo a segundo, el pánico parecía cubrir la ciudad, y de un instante a otro, los problemas cotidianos parecían desaparecer desplazados por un sentimiento unánime de todos los mexicanos: el miedo.

Debo exponer mi sorpresa, al ver que ante un desastre impredecible e inevitable, la solidaridad, esperanza y humildad cubría no solo a una ciudad, si no a un país entero. Se torno normal escuchar o ver fotografías sobre integrantes del área de la salud, dejando sus hogares para cargar una pala en una mano y medicamentos en una mochila, mientras se presentaban como voluntarios en espera de indicaciones, llevando cada uno sobre sus hombros una responsabilidad que no se podía eludir, que formaba parte de una actividad profesional y de palabra “consagraré mi vida al servicio de la humanidad”.

REBECCA BLACKWELL (AP)

Varias víctimas son atendidas en las inmediaciones de un hospital tras el terremoto.

Pocas cosas deben ser tan gratificante como poder ayudar al prójimo a través de su vocación, y ahí se encuentra el verdadero sentido de tan humilde profesión, cientos de manos anónimas trabajando en equipo, sin discernir entre jerarquías, buscando ayudar a un país que merece levantarse de entre los escombros.

Un hombre herido reposa tras ser atendido por los servicios médicos.

Hoy, he decidido hacer mención al médico, enfermero, rescatista, paramédico, que decidió dejar sus labores cotidianos, para ayudar a una población en tragedia, ustedes se han convertido en héroes, quienes además encontraron dicha en percatarse de que su carrera elegida, sus años de esfuerzo, estudio y sus noches de desvelo fueron recompensados con la oportunidad de socorrer a su pueblo.

Miembros de los servicios médicos transportan suministros médicos para los heridos por el terremoto, en Ciudad de México.

Mucha fuerza a todos los que aun se encuentran como voluntarios y todos aquellos que están por llegar, con la única misión de combatir el dolor y preservar la salud de manera desinteresada, dejando atrás la búsqueda de reconocimiento permaneciendo en el anonimato.

Nos encontramos ante el inicio de un proceso largo de recuperación, pero tengan certeza que sin conocer sus nombres, ante tan enorme reflejo de vocación, México les agradece.

 

Susseth González

 

imágenes publicadas originalmente en: https://elpais.com/elpais/2017/09/19/album/1505847901_811354.html#1505847901_811354_1505852590